November 04, 2011

Gracias, Extremeño.

Él me enseñó a no preocuparme, a relajarme y disfrutar. Él me enseñó que no merece la pena llorar por según que cosas. Llorando me conoció, y llorando nos despedimos. Fue una historia rara, con el primer abrazo, ya parecía que le conocía de siempre, cuando en realidad no sabía nada de él, pero ya sentía que de una forma u otra, íbamos a ser amigos. Él me enseñó que si te tiras en el asfalto por la noche, te constipas. Que en Nueva York es complicado perderse, y que por mucho que lo intenten, hay gente que cae mal a la primera. Él me enseñó a disfrutar del momento, a tener en cuenta, que las cosas que pasan, pasan por algún motivo, y que si no los aprovechas, puedes llegar a arrepentirte. Él me enseñó, que hay amistades bonitas, pero que hay amistades preciosas que pueden durar tiempo, y que aun hablando tan poco como hablamos, y viviendo tan lejos como vivimos, podemos ser amigos. Él me enseñó que no hace falta conocer a una persona de mucho, para saber cuanto vale, y poder confiar en él. Él me escuchó cuando lo necesité, y me habló cuando me hizo falta, él me abrazó y me dijo que no llorara, que no merecía la pena. Él me hizo dar cuenta de que llorar no siempre es la mejor solución, que hace que descargues rabia, pero que no soluciona nada. Él me abrazó fuerte, él me miró a los ojos, y vió más allá de mi, él sabía cuando mentía y cuando no. Él sabía cuando le era sincera, cuando le miraba y le daba las gracias por lo que hacía.

Y ahora, solo hace 20 días que no le veo, hace 20 días que no me abraza, que no me dice: No me mientas. Que no me recuerda: Padre lo sabe todo. Hace 20 días, y parece que ha pasado tanto tiempo. No sé porqué, cuando has vivido algo que parece un sueño, al par de días no sabes si fue de verdad, si de verdad estuviste ahí, y viviste todo eso, o simplemente ha sido tu imaginación, y es en esos momentos, en los que miro aquella gorra, aquellas sudaderas, aquellos recuerdos, aquella bandera. Mi bandera.

No puedo decirte nada que no sepas ya, pero puedo recordartelo.
Extremeño, GRACIAS por esa semana. Nunca la olvidaré. GRACIAS por todo lo que me has enseñado. Todo empezó con lágrimas y un abrazo, y nos despedimos igual, pero no fue un final.
Estoy aquí para lo que necesites, igual que lo estuviste tú cuando te necesité. Gracias.


No comments:

Post a Comment