December 08, 2010

Carta a ti, el que está leyendo.



Tú. No eres nadie. No me conoces, pero lees mi vida. Eres un anónimo más en esta sociedad en la que todo el mundo copia, e incluso, se apropia, plagia, las palabras de otras personas, y no me refiero a las citas, ya que las personas que dijeron esas palabras serán obligadas a estar siempre en un vacío infinito como es el olvido. Me refiero a palabras que ahora mismo dice la gente, frases, pensamientos, reflexiones, que se quedan en la mente de las personas, anónimas, como tú, que las leen, que no aportan nada a esta comundidad, y encima, se apropian de los pensamientos de gente como yo, los cuales, expresados con palabras que a ti te asombran, son copiadas por las personas que no son capaces de expresar sus sentimientos en un papel, y se sienten identificados con la mitad de las reflexiones de los demás. Sí, si lo escribo es para que alguien lo lea, e incluso acepto críticas constructivas, pero detrás de esta firma, hay unos ideales, una forma de pensar, unas ideas revolucionarias a las que tú no puedes aspirar.  Gracias por admirarme, gracias, me alagais e incluso divertís. Pero, sed originales.
Los gustos musicales son los intereses de cada alma, una descripción detallada del sentimiento que está cruzando una mente inquieta, abierta y apasionada. Un corazón en su totalidad, abierto a cualquier nueva base, nueva letra, nuevo acorde. La autenticidad del gusto no es otro más que el momento en el que se lleva a cabo la descripción, la audición de la canción perfecta en el momento adecuado. Escuchar esa canción con la que te sientes totalmente indentificado, con su música, su sentimiento, e incluso su letra. Habríamos de estar eternamente agradecidos, nosotros, los que escuchamos, a aquellos, los que componen, por saber describir, sin conocernos, los momentos más significantes de una persona, desde la ilusión del encuentro amoroso, hasta la soledad. Y es por ello, que yo no escribo, por no sentirme capaz de alcanzar la explendidad con la que estos, los autores, saben juntar las palabras, acompañados quizá por solo una guitarra, quizá por un piano, o por una orquesta entera, y por ello, escribo. Escribo ante mi frustración de componer, de ser la voz a la que alguien como yo, escuchará. Puedo exponer mis ideales con palabras, pero no puedo hacer que estas suenen bien al ser acompañadas por un hilo musical.
Es por ello, que a estas personas, las que copian, no les es posible estar plenamente de acuerdo con los gustos musicales de la persona de la que agarran esos gustos, no por que el ainco que ponen no sea el suficiente, sino porque ellos, por mucho que lo intenten, no pueden sentir lo mismo que los que escribimos, aunque se sientan identificados con nosotros. Así es pues, que se puede admirar, pero no se puede suplantar la identidad de una persona, al no ser, pues, que sepas completamente, de sus gustos musicales.
Así, que a ti, persona que me esta leyendo, hazme caso. Podrás copiar la personalidad, el estilo, e incluso los ideales de una persona, pero jamás lograrás copiar los gustos musicales.
Solee.


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